domingo, 23 de julio de 2006

Las drogas tóxicas, fuente de destrucción masiva (7ª parte)

Las drogas tóxicas, fuente de destrucción masiva (7ª parte)

Y en esta parte, ya los deprimentes, estos tienen una clasificación que deriva en Sedantes (Barbitúricos), Hipnóticos y Calmantes o tranquilizantes.

Deprimentes

Son drogas que afectan al SNC (Sistema Nervioso Central) desacelerando sus funciones. Se usan, unas veces como sustitutivos de la heroína o para intensificar sus efectos, otras, por personas que las consumen en cantidad superior a la recetada por el médico o que quieren escapar de problemas personales y fracasos que no han podido resolver, e incluso constituyen un medio frecuentemente utilizado para llegar al suicidio.

El abuso de fármacos deprimentes está muy extendido por todo el mundo occidental, (las imprescindibles pastillas para dormir, por ejemplo). Se consiguen en farmacias, a veces innecesariamente prescritos por médicos introducidos por “supuestos enfermos”, mediante la sustracción y falsificación de recetas médicas, y, en no pocos casos, en el mercado negro.

Clasificación según su origen

Los deprimentes se clasifican por su origen en naturales y sintéticos.

Los naturales, aparte del opio, depresor por antonomasia, existen otras plantas que producen efectos relajantes, como el “Curare” (que esta exudado de una planta del Amazonas y Orinoco, usado por los indígenas impregnando las puntas de las lanzas y flechas con dicha sustancia, que tiene la propiedad de relajar hasta tal punto el Sistema Nervioso Central que llega a parar el sistema motriz del hombre y de los animales.

Y los sintéticos, que son productos químicos que ya todos conocemos, realizados en laboratorio.

Clasificación según sus efectos

En:

- Sedantes (barbitúricos)

- Hipnóticos

- Calmantes o tranquilizantes

Deprimentes sedantes (barbitúricos)

Son drogas que producen relajamiento y depresión general y pueden provocar sueño.

Historia

En 1864, Adolf von Bayer, químico alemán, descubrió una sustancia de efectos depresores, ala que denominó Ácido Barbitúrico. En 1903 se comercializó el primer barbitúrico con el nombre de Veronal, y en 1912, el Luminal. Desde entonces, han aparecido más de 2500 derivados, no precisándose en medicina, al parecer, más de una docena.

En 1937 se descubrieron los peligros de su abuso, en cuanto a su capacidad para crear una fuerte dependencia física y psíquica y desarrollar tolerancia.

Usos médicos

Los barbitúricos son usados en medicina para sedación pre y post- quirúrgica; control de estados maníacos de enfermedades mentales; inducción al sueño; alivio de tensiones y ansiedad; en la pequeña cirugía, como anestésico; tratamiento de la hipertensión arterial y de la epilepsia.

Prescritos médicamente se administran por vía bucal y por inyección, aunque abusadores del Extremo Oriente incluso los consume fumados. Las dosis terapéuticas nunca son superiores a 200 mg: dosis entre 200 y 400 mg pueden ya causar la muerte y, las dosis de 1000 mg a 2000 mg por día llevan irremediablemente a resultados fatales.

Tomados bajo cuidado médico, son medicamentos muy eficaces y útiles, moderando la acción de los nervios y del sistema muscular, incluso del músculo cardíaco. Sin embargo, su abuso puede conducir a gravísimos problemas.

Efectos médicos

Por la duración de los efectos médicos, los barbitúricos suelen clasificarse en tres categorías:

1. De acción prolongada (Barbital, Fenobarbital). Su acción se desplaza lentamente por la sangre hasta el cerebro. Tardan de 30 a 60 minutos en producir efecto, que permanece durante 8 horas. Su eliminación, generalmente por el riñón es lenta y suele dejar “resaca”.

2. De acción corta-intermedia (Amobarbital, Secobarbital). Sus efectos se inician rápidamente, tardan de 10 a 20 minutos en producirse. Duran de 4 a 6 horas y su eliminación es rápida por el hígado No deja “resaca”.

3. De acción ultracorta (Tiopendal, Metoexital). Sus efectos se inician muy rápidamente, en menos de 10 minutos, pero permanecen también escasos minutos, de 15 a 20 aproximadamente.

De las 3 categorías, los de acción corta-intermedia son los preferidos de los barbituricómanos.

Efectos. Peligros del abuso.

El adicto que está bajo los efectos de los barbitúricos presenta unos síntomas característicos: dislalia (dificultad para articular las palabras); caminar tambaleante, parece estar ebrio sin oler a alcohol; mala coordinación; somnolencia; incapacidad de concentración; deterioro de la memoria; juicio defectuoso; frecuente paso de la risa al llanto o viceversa; irritabilidad y hostilidad y frecuentes erupciones en la piel.

La sintomatología del síndrome de abstinencia en un abusador crónico aparece a las 12 horas de haberse administrado la última dosis y se caracteriza por: insomnio; irascibilidad y nerviosismo; ansiedad; alucinaciones; temblores; náuseas; vómitos; espasmos musculares y descenso brusco de la presión arterial, que suele producir mareos y pérdida del conocimiento al ponerse en pie. Las sintomatologías se hacen más intensas en las horas siguientes y al cabo de las 36 a 72 horas pueden presentarse convulsiones semejantes a ataques epilépticos, que pueden prolongarse hasta 8 días, y son la causa principal para que sobrevenga la muerte.

En los casos de sobredosis con propósitos suicidas, el barbitúrico ingerido provoca contracción de pupila, reduce la profundidad y el ritmo de la respiración, provocando parálisis del centro respiratorio, que lleva al coma y más tarde a la muerte. Sin embargo, en estos casos, si se actúa antes de las dos horas, haciendo lavado de estómago, el intoxicado puede sobrevivir.

Otro peligro de los barbitúricos es el “automatismo de la droga”, fenómeno por el que la confusión mental hace olvidar el número de dosis ingeridas, así como el tiempo transcurrido entre las tomas, conduciendo a una dosis excesiva o sobredosis.

Igualmente, en el uso de los barbitúricos se da otro fenómeno, el “sinergismo” (potenciación del barbitúrico al mezclarlo con alcohol o estimulantes), que hace muy peligroso el consumo de estas drogas. Muchas muertes se han producido inadvertidamente al tomar alcohol pacientes sometidos a tratamientos con barbitúricos, debido al fenómeno de potenciación. Se dice que “un barbitúrico + una copa de alcohol = a 3 barbitúricos”, que pueden constituir una sobredosis.

Deprimentes hipnóticos

Son sustancias químicas que, una vez ingeridas, producen o inducen al sueño. Entre ellos destacan los “Hidratos de Cloral” usados en la sedación durante el día y para inducir al sueño.

Las dosis terapéuticas normales son de 250 mg para la sedación y de 500 a 1000 mg para el sueño. Los efectos comienzan a los 30 minutos y permanecen de 4 a 8 horas. Producen tolerancia y dependencia psíquica.

Calmantes o tranquilizantes

Son sustancias que alivian la ansiedad, relajan los músculos y ejercen efectos calmantes sin causar sueño. Se clasifican en dos grandes grupos:

- Mayores. Crean cierta tolerancia. Presentas las siguientes ventajas:

- Improbabilidad de dependencia.

- Posibilidad de uso prolongado.

- Escaso peligro de insuficiencia respiratoria.

Sus efectos secundarios son:

- Pérdida del control muscular y temblores.

- Somnolencia.

- Posibilidad de afecciones cutáneas y hepáticas.

- Menores.

Se utilizan para el tratamiento de trastornos emocionales o afectivos, o bien como simples relajantes musculares.

Su uso durante largos períodos de tiempo puede desarrollar cierta dependencia psíquica y cierta tolerancia. Entre los más importantes destacan Líbrium, Válium y Meprobamato.

Se presentan normalmente en forma de cápsulas, pastillas o ampollas inyectables.

Inhalantes- Delirantes

Son sustancias, generalmente solventes químicos, compuestas por hidratos de carbono o hidratos de cloro volátiles, con las que se abusa inhalando los vapores que producen.

Existen diferentes tipos:

Toluenos: Cemento líquido para pegar.

Triloroetanos: Quitamanchas, gasolinas.

Fluorocarbonos: Gases que suelen llevar los “sprays”.

Los efectos, en general, son síntomas agudos en el cerebro, parecidos a los producidos por intoxicación alcohólica, agitaciones agradables; euforia temporal; dolores de cabeza no muy fuertes; desorientación; letargo; aturdimiento; delirio; visión doble e incluso alucinaciones. También son frecuentes los chillidos en los oídos, estornudos; náuseas; vómitos; diarreas; dolores en las piernas, cuello, y pecho; amnesia; pérdida de reflejos; falta de coordinación muscular; estremecimientos de manos y pies; temblores; ataques epilépticos y dilatación de pupilas.

Y los efectos en grandes dosis son, fatiga, depresión, pérdida de apetito y peso; irritación de piel y tráquea; mal aliento; deterioro de la escritura; inhibición de tejidos óseos; amnesias; anormalidades en los glóbulos blancos; congestiones; hemorragias pulmonares; degeneración cerebra; presión de los líquidos en la espina dorsal, causada por edema cerebral; y serios daños en el hígado y riñones.

Las formas de consumo.

Los disolventes se echan en un pañuelo o papel plastificado, aplicándose directamente a la nariz. Es frecuente inhalara los vapores alternándolo con bebidas alcohólicas. Otras veces se huele directamente del recipiente: tanques de gasolina de vehículos y maquinaria, botes de pegamento, etc.

Las estadísticas señalan que estas drogas son más abusadas por los niños que por las niñas y su incidencia en la población adulta es prácticamente nula.

Estas drogas desarrollan dependencia psíquica y cierta tolerancia.

Los remedios, después de varios estudios, las Autoridades Sanitarias y Policiales han formulado una serie de sugerencias para poder detener el abuso de estas drogas. Entre ellas, añadir productos irritantes a los disolventes y otros que produzcan náuseas desagradables, que desalienten a sus posibles consumidores.

La sintomatología de las personas que inhalan estas sustancias suele presentar los siguientes síntomas:

- Irritación nasal (goteo)

- Enrojecimiento y humedad en los ojos.

- Dilatación de las pupilas.

La intoxicación suele durar de 30 a 35 minutos y al finalizar ésta el individuo no recuerda lo sucedido en ese lapso de tiempo.